Ética para Amador
Por Camila Poblete Irarrazabal
Introducción
La
ética es una rama de la filosofía que estudia principalmente, la moral, las
virtudes y el saber vivir. Según el autor Armando Roa en su libro “Ética y Bioética”,
1998: Es básicamente saber qué hacer o no hacer en un momento determinado, de
entre todo lo que se puede hacer, teniendo en vista las consecuencias. La
llevamos en nuestra cabeza desde la primera infancia, cuando son los adultos
quienes deben de enseñar esencialmente los conceptos de lo bueno y lo malo, hasta cuando ya somos jóvenes y
adultos, donde es la propia conciencia la que indica si ciertas acciones son
buenas o malas (A. Roa; 1998). Día a día, tomamos decisiones, emitimos
opiniones o realizamos acciones, las cuáles son de total estudio de la ética.
Con ella, podemos discernir de lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, para
así poder tener una mejor vida. Aunque en algunos casos este término se
confunde con el de moral, se dice que la ética estudia a la moral. Como expone
María del Carmen Rodríguez, en su revista sobre ética y moral, 2005: la ética
es la reflexión filosófica sobre la moral que a su vez consistiría en los
códigos de normas impuestos a una sociedad para regular los comportamientos de
los individuos. (M. Rodríguez; 2005)
En
el presente ensayo se analizará “Ética para Amador”, un libro que el filósofo
español, Fernando Savater, escribió a su hijo Amador, y en el que invita a los
lectores a reflexionar acerca de sus propios actos, de la ética y de la vida
misma. Este informe consiste en resumir uno a uno cada capítulo y analizar cada
cual desde una perspectiva más personal.
Resúmenes y análisis
Capítulo
I
De qué va la ética
Síntesis
En
primera instancia, Savater califica a la ética o, como lo anuncia en el
comienzo de su libro, “el saber de que ciertas cosas nos convienen y otras no”,
como imprescindible. Compara este
conocimiento de distinguir entre lo “bueno” y lo “malo”, con otras ciencias o
estudios de los cuáles los humanos podemos prescindir, podemos tener algunos
conocimientos de ciertas cosas y de otras no, viviendo tranquilos con ello.
También
expone lo dificultoso que puede ser distinguir entre lo correcto o incorrecto
en algunas situaciones. Para algunas personas, alguna acción puede considerarse
perjudicial y para otras no. Aunque todas estas diferencias no servirían de
nada si nuestra vida tuviera un fin determinado, si ya estuviera destinada, sin
oportunidad de elegir.
Por
otro lado, sale a la luz la palabra “libertad”, atribuida únicamente a los
seres humanos. Somos libres de elegir, podemos optar por algún camino u otro.
En este apartado se aclara que no tenemos libertad de elegir lo que nos pasa,
pero si para actuar o responder a lo que nos pasa, y que tenemos libertad para
intentar lo que queramos, sin que necesariamente lo logremos. Las personas a
veces preferimos sentirnos sin la libertad, para no sentir culpa de algo que
nos ocurra, expone Savater.
Análisis
El
saber qué es lo bueno, lo malo, lo correcto, incorrecto, es verdaderamente
imprescindible, como lo califica el autor. Pero al tener estos conceptos,
tantas aristas y tantos criterios, dependiendo de la situación, de las personas
etc. se hace difícil en algunas ocasiones distinguir lo verdaderamente
conveniente para uno mismo y para las personas que nos rodean. Sabemos desde pequeños
que robar es malo, porque nuestros padres nos inculcaron eso, sabemos que
mentir no es correcto. Sin embargo día a día, en las noticias, en la vida
cotidiana, vemos situaciones que distan bastante de lo éticamente correcto. Sin
embargo, todas las personas que realizan alguna de estas acciones (y otras más
por supuesto), saben que están mal, saben que lo que hacen no es correcto ni
aceptado por la sociedad, por eso se esconden, lo hacen intentando que nadie lo
note. Aquí es donde podemos darnos cuenta, que los conceptos, se conocen, pero
simplemente se hace ojos ciegos a estos, a veces sin pensar en las
consecuencias que puedan causar. Es aquí, por ejemplo, donde se hace presente
la “libertad” a la que Savater hace referencia. Todos nosotros, tenemos la
libertad de elegir si hacer o no hacer algo, si decir o no decir tal o cual
cosa, etc.
Personalmente,
por ejemplo, y para ponerlo en un plano más realista a mi edad, si mi mamá me
llama la atención por alguna u otra situación, y yo me ofusco, soy libre de
decidir si contestarle atrevidamente, de no decir nada, de irme y esperar a que
se calme la situación, etc. Y aquí es donde ingresa el concepto de elegir lo
que es más conveniente y correcto en la situación específica, siempre primando
el respeto por supuesto.
Capítulo
II
Órdenes, costumbres y caprichos
Síntesis
Aunque
la mayoría de las veces actuamos casi automáticamente, en este capítulo, se
plantea que no siempre elegimos alguna u otra opción porque queramos hacerlo,
sino porque a veces existen circunstancias o incidentes que se nos imponen o
tan sólo pasan, sin tener en estos casos la oportunidad de poder elegir a
nuestra total preferencia y gusto, sino por el contrario, debemos decidir entre
2 o más opciones que sentimos no son convenientes. Así, en estos casos tenemos
que intentar velar por la opción más correcta, la que sea más beneficiosa o la
que más queramos en tal o cual evento.
En
segundo lugar, se mencionan los “motivos”, es decir, y citando al autor, la
razón que tenemos o creemos tener para hacer algo. De este concepto se
evidencian distintos tipos de motivaciones, las órdenes, las costumbres y
los caprichos. Estas inclinan y
condicionan nuestras acciones hacia una u otra dirección y a cada una podemos
asignarles diferentes grados de importancia. Las dos primeras provienen desde
afuera, se te imponen, sin embargo la tercera motivación viene desde dentro,
eres libre de tenerlos, no hay nadie que te imponga un capricho.
Análisis
Es
cierto que generalmente actuamos sin pensar que estamos haciendo, tomamos
decisiones espontáneamente y sin darnos cuenta, no pensamos detenidamente
cuando comemos si la cuchara debe introducirse en el plato y luego lentamente,
y sin que caiga comida debe subir hasta llegar a nuestra boca, simplemente lo
hacemos. Pero es cierto también que existen situaciones en las que uno se ve
obligado a decidir algo, en las que se hace necesario pensar y reflexionar en
una opción, sin que sea necesariamente alguna decisión que consideremos
agradable o que sintamos que es conveniente, pero el momento te exige hacerlo, debes hacerlo, aunque no quieras.
Por
otro lado, las motivaciones a las que hacía alusión el texto, las órdenes, las
costumbres y los caprichos, guían nuestro comportamiento, nuestras acciones,
nuestras conductas en el diario vivir. Llevando estos motivos hacía nuestro rol
profesional podría decir que la rutina, las costumbres, a veces se apoderan de
la consulta y/o terapia y aunque creo que los caprichos no debería primar en
rehabilitación, a veces seguir tu instinto puede marcar la diferencia, siempre
pensando en el bienestar del paciente.
Finalmente,
creo que el ejemplo del barco que hace alusión a estas decisiones que no
queremos tomar sino que tenemos que tomar y también a las motivaciones, reúne
muy claramente los conceptos, nos ponen a pensar en una situación complicada,
definitivamente no rutinaria, la que, metafóricamente nos hace pensar en
algunas situaciones embrolladas en nuestra propia vida y en nuestra experiencia
profesional, quizás no tan absolutamente trágicas, pero difíciles para cada
persona en algún grado.
Capítulo
III
Haz lo que quieras
Síntesis
Savater
indica que en algunas ocasiones, más serias e
importantes, las órdenes, las rutinas y los caprichos no son suficientes.
Afirma que a veces hay que pensar más de una vez el porqué estás tomando tal o
cual decisión, por qué estás aceptando esa orden, o por qué sigues esa rutina,
etc. No sostiene que estas motivaciones tengan que ser siempre y absolutamente
analizadas tan profundamente, pero sí que en algunas ocasiones estas no tienen
porqué ser como son. Existen costumbres, órdenes o hasta algunos caprichos que
nos embisten, que no son necesariamente lo más conveniente, lo más moral. Pero
no siempre nos daremos cuenta a primeras sino que debemos analizar y pensar y
preguntarse, por qué a veces estamos haciendo lo que hacemos.
Por
otro lado y como un tema bastante particular, el autor hace alusión a la
dicotomía de “bueno” y “malo”, de la cual, luego de varios ejemplos, se
concluye que no podemos decir que un ser humano es completamente bueno o malo
ya que no se sabe exactamente para lo que sirve, ni tampoco existe una única
pauta o reglamento para ser buen humano.
Análisis
Debo
decir que este capítulo, y lo que se expuso en él, me causó cierto interés,
esto de que a veces hay que pensar más de una vez las decisiones, las acciones
o las conductas en las cuales nos apoyamos, lo encontré más que una exposición
de conceptos, un consejo de vida. Actuar espontáneamente, sin pensar lo que
puede pasar, ni las consecuencias creo que es parte de la vida misma, y como
parte de la juventud, creo que muchas de nuestras actitudes se basan en ser
así, en no pensar lo que puede venir después, sin pensar en si lo que estamos
haciendo o diciendo sea lo más conveniente en el momento. Sin embargo, y aunque
creo que el ser espontáneo y auténtico es esencial en la vida, estoy de acuerdo
con el autor en que en ocasiones, debemos pensar más de una vez las cosas, en
si analizar las consecuencias y también lo que nos mueve a realizar ciertas
acciones o a tomar tal o cual decisión.
Si
lo ponemos en el plano profesional esto se plasma fielmente, diría yo, porque
aunque sí creo y estoy convencida que no hay que ser un esclavo de la rutina,
no hay que dejar pasar las formalidades, las costumbres que si son
convenientes. Imaginémonos como fonoaudiólogos, sin tener alguna pauta para
evaluar o no saber cómo usar algún otoscopio u otro instrumento, sería fatal,
de hecho, no podríamos ser llamados fonoaudiólogos. Me pondré en un plano
quizás un poco más trágico, si por ejemplo, llega un paciente, y se le debe
realizar alguna prueba de deglución, pero no nos entregan su ficha médica. ¿Nos
arriesgaremos por un “capricho”, se podría decir, a realizarle algún examen sin
tener ese documento?, sabiendo que en él tenemos todos los datos, y el cual
actúa como una guía para saber que hacer o no hacer con el paciente, ¿dejaremos
de lado esa formalidad por querer por ejemplo hacer un examen apurados e irnos
a casa? (a mi me suena como capricho).
Capítulo
IV
Date la buena vida
Síntesis
En
este, el capítulo IV, vuelve la frase “haz lo que quieras”, la que en el
capítulo anterior no pudimos entender en su totalidad y que el presente
capítulo sí la aborda de una manera más directa y personal. En primera
instancia, nos intenta aclarar la diferencia entre “haz lo que quieras” y los
caprichos. La primera se refiere a lo que de verdad queramos hacer y lo que en
conclusión nos entregue una buena vida; y los caprichos, en cambio, expuestos
en los capítulos anteriores, podría entenderse más con la frase “haz lo primero
que te dé la gana”. Las que pueden entrar en conflicto, pero hay que saber
priorizar y jerarquizar lo que queremos.
Haz
lo que quieras se refiere principalmente a hacer lo que permita darte una buena
vida, una buena vida humana. Esta buena vida humana se construye de la relación
con otros. Es verdad que cada persona, cada humano, tiene su realidad natural,
pero sin una realidad cultural, no existe humanidad, puede existir vida, pero
no una vida humana y tampoco una buena. Se expone el ejemplo del lenguaje, el
cual no es una función natural ni biológica del hombre, pero sí un creación o
realidad cultural de la que no podemos estar exentos y la cual no podemos
aprender solos, necesitamos aprenderla de otros, y también utilizarla con
nuestros pares.
Análisis
Si
alguien me dice “haz lo que quieras” a mi mente se vienen muchas que quiero
hacer, quiero comer un panqueque, quiero ser feliz, quiero terminar mi carrera,
quiero bañar a mi perro, que está bastante sucio, quiero estar con mis amigas,
y así podría estar mucho tiempo diciendo las cosas que quiero hacer. Pero a
partir de lo que dice el autor, debo jerarquizar, debo priorizar, debo saber
qué es lo que realmente quiero, que es lo que me va a entregar un buena vida humana, y qué es
solamente un capricho por el momento , que quizás me haga sentir plena en un
tiempo determinado, pero si este capricho trae consecuencias ante algún deseo
que realmente quiero, ya no sería una buena opción, ni tampoco me daría esa
buena vida que busco ¿comerme un panqueque será más importante que terminar mi
carrera? , y como en el ejemplo que se nos entregaba en el libro del génesis de
la biblia, ¿cambiaría o elegiría el panqueque ante mi carrera? por supuesto que
no.
En
relación a la humanidad, el ser humanos, relacionarnos con otros, compartir
cultura, es esencial en la vida, es indispensable y nadie puede tener una vida
humanamente normal o buena si se encuentra solo, aunque con muchas cosas
materiales. Una persona solitaria que no tiene contacto con otros humanos, de
qué manera podría aprender a hablar, como ejemplificaba el libro, o de qué
manera podría tener valores, modelos a seguir, referencias de lo malo y lo
bueno etc. No sería una vida humana.
Capítulo
V
¡Despierta, baby!
Síntesis
Ya
se sabe que lo que buscamos es tener una buena vida humana, pero según el
autor, lo que no está claro es cómo llegamos a tener esta buena vida que
queremos, en qué consiste. En este capítulo se nos deja bien claro la
diferencia entre tener posesiones materiales, autos, casas, dinero; y por otro
lado, tener personas, humanos a nuestro alrededor. Las cosas, se deben tratar y
apreciar tan sólo como cosas, ya que lo que poseemos, nos posee. Las cosas no
son personas, nos entregan satisfacción, cada uno en su modo, buscamos
solamente sacar provecho de ellas, pero no nos entregan lo que nuestros pares
humanos no pueden entregar: amor, afecto, amistad, respeto, etc. Nos humanizan,
el tener contacto y relación con otros humanos hace que podamos tener una vida
humana. Tratar a las personas como personas y no como a pertenencias materiales
sabiendo y entendiendo lo que quieren y necesitan, hacen que esta relación sea
recíproca y todo lo que yo entregue se devuelva de la manera que solo una
persona puede entregar a otro humano.
Análisis
Las
cosas si pueden ayudarnos mucho en nuestra vida, pero ¿es suficiente? ¿Nos hará
completamente felices tener una gran casa, o mucho dinero? Debemos apreciar las
cosas que tenemos, por el esfuerzo que se necesitó para obtenerlas y porque,
sin dudas, nos entregan beneficios y nos facilitan aspectos de nuestra vida,
pero eso es lo que son, cosas, no nos entregan la parte humana, social y
afectiva que todos nosotros necesitamos para ser humanos, para tener una vida
humana y mejor aún, una buena vida humana. Por otro lado a las personas las
debemos tratar como tal, si las tratamos como objetos y solo sacamos provecho
de las cosas que nos entregan, eso es lo que vamos a obtener nosotros mismos,
vamos a obtener que seamos tratados tan solo como objetos y no podremos gozar
de lo que sólo el humano puede entregar, algo que es fundamental y que nos
convierte a nosotros mismos en humanos también, el respeto, el amor, la
amistad, la fidelidad, etc. Son aspectos indispensables en nuestra vida, que sería
de nosotros sin el respeto, sin una amistad real, no comprada ni por interés,
el sentimiento, lo profundo, lo esencial que entre humanos nos entregamos es
infinitamente más importante que el dinero o lo material.
Yo
creo que podríamos extrapolar los conceptos antes vistos al tema de las
derivaciones a otras especialidades, en nuestro rol como fonoaudiólogos, por
ejemplo, si llega un paciente a nuestra consulta con alguna dificultad en la
articulación de un fonema, y nosotros nos damos cuenta que tiene una disfunción
postural corporal que indispensablemente debería ser tratada por un
kinesiólogo, ¿nos llenaríamos los bolsillos con dinero de la familia del
paciente, aunque sabemos que no
tendremos un avance significativo si el problema postural no se soluciona
primero? Aquí se pone en juego la dicotomía de dinero y ética.
Capítulo
VI
Aparece pepito grillo
Síntesis
En
este capítulo se hace referencia en primera instancia a lo que Savater denomina
como “imbéciles de la moral”, no utiliza el término imbécil como lo conocemos
normalmente (alguien tonto, que no sabe muchas cosas, etc.), sino como alguien
que necesita apoyarse principalmente en cosas ajenas, no en su libertad.
Existen diferentes tipos y cada uno de nosotros tiene estos momentos de
imbecilidad, algunos más que otros, sin duda. El autor expone que lo contrario
a esta imbecilidad es la conciencia, la que cada uno de nosotros tiene a partir
de cualidades innatas, aunque también influyen factores económicos y sociales,
como también la atención y esfuerzo personal.
Por
otro lado, Savater, se hace cargo de interpretar el término “egoísta”, pero de
un punto de vista que se entienda como un egoísmo consecuente, una persona que
sabe lo que se necesita para vivir bien y pone todo su esfuerzo para lograrlo. Al
no actuar de acuerdo a la imbecilidad y no al egoísmo (en términos del autor),
comete faltas en su actuar que se reflejan en remordimiento, el que sentimos
hacia nosotros mismos cuando sabemos que obramos mal y estos provienen de
nuestra libertad, cuando la hemos empleado de forma inadecuada, o sea que se
oponga a lo que en realidad queremos como humanos.
Análisis
Tomando
las palabras del autor, cuando empleamos nuestra libertad, y el fruto de esta
decisión nos entrega algún beneficio, algún mérito o premio, atribuimos a ojos
ciegos que fueron por nuestra propia decisión, producto del buen empleo de
nuestra libertad, hacemos inmediatamente una atribución interna. Sin embargo,
si tomamos alguna decisión basándonos en nuestra libertad, y esta resulta errónea
o perjudicial, no lo atribuimos a que fue nuestra culpa, de hecho, lo que
hacemos, es atribuirlo a algo externo, la circunstancia, un mandato, una
tradición etc. Al emplear nuestra libertad de forma inadecuada, es decir, que
la empleemos en sentido contrario a lo que de verdad queremos para vivir una
buena vida es donde caemos en el remordimiento, producto de haber sido
imbéciles moralmente.
Si
integramos estos conceptos a nuestro rol profesional, podríamos llevarlo hasta
la situación en que una terapia que aplicamos a un paciente, resulta de forma
exitosa, sin dudas lo atribuiremos a nuestro profesionalismo, a nuestra
habilidad. Sin embargo, en un mismo plano, si la terapia no da frutos, si el
paciente no evoluciona, se atribuirá principalmente, a las circunstancias en
que se dio la terapia, las condiciones del paciente, etc. Por eso debemos ser
responsables y conscientes al momento de atribuir algún logro o derrota que
tengamos, y emplear de forma adecuada nuestra libertad, y así junto con ella
poder desarrollar todos los planos que sepamos que son beneficiosos para
nosotros con el fin de tener una buena vida.
Capítulo
VII
Ponte en su lugar
Síntesis
Este
capítulo hace referencia principalmente a la relación entre los humanos, que es
la especialidad de la ética. Por muchas diferencias que tengamos entre todos
los seres humanos, y aunque no coincidamos en todas las opiniones, tenemos una
esencial similitud, nuestra humanidad, todos somos hombres y debemos tratarnos
como tal. porque es imprescindible para tener una vida humana. Debemos
tratarnos con cuidado, ya que los hombres somos cosa valiosa.
Nuestros
comportamientos y manera de vivir, principalmente la imitamos de nuestros
pares. Generalmente nos tratan como sean tratados. Así a los que tratan a sus
semejantes como enemigos, de forma hostil, es según el autor, porque sienten
miedo o soledad, carecen de cosas necesarias o se ven tratados por sus pares
sin amor y sin respeto. Si una persona se siente feliz, existen menos posibilidades
que quiera ser malo. Por eso, debemos tratar a nuestros semejantes como
humanos, porque nos entregan lo esencial, nuestra humanidad, y si no los trato
como tal, me estoy perjudicando a mí mismo. El mensaje que nos entrega este
capítulo es “ponte en el lugar del otro”. Lo que no quiere decir estar 100% de
acuerdo siempre, sino tomarle en serio y entender su propia humanidad, y así
comprender la propia.
Análisis
A
veces nos resulta complicado ponernos en los zapatos del otro, interesarnos en
su propia realidad y humanidad, porque todos tenemos distintas opiniones,
intereses, maneras de ver y vivir la vida, pero sin esta acción, no podríamos
ser considerados humanos, ya que este concepto sólo funciona cuando nos
encontramos en contacto con nuestros pares. Siempre en nuestra vida, nos toparemos
con personas, con imbecilidad moral, pero aunque nos parezcan a veces acciones
o actitudes totalmente repugnantes, debemos recordar, que es un humano y que
nos entrega lo esencial para vivir una
vida humana.
El
dicho “no trates a los demás como no te gustaría que te tratasen”, se pone en
juego en este capítulo, si tratamos al resto de los humanos, como enemigos, si
los utilizamos, lo que recibiremos de vuelta será lo mismo, porque es lo que yo
proyecto al resto.
Con
respecto a ser fonoaudiólogo, o terapeuta en general, es indispensable pensar
en el trato con el otro. Si tratamos a nuestros pacientes simplemente como un
cliente, por el que recibimos un beneficio (el dinero), pero del que no nos
preocupamos en realidad, no nos importan sus necesidades o intereses, lo que
recibiremos de vuelta, será exactamente lo mismo, despreocupación, desapego e
interés por cosas no esenciales en la vida.
Capítulo
VIII
Tanto gusto
Síntesis
En
este capítulo se hace referencia a los placeres de la vida. En primera
instancia, el autor expone que la palabra “inmoralidad” la mayoría de las veces,
las personas la asocian al sexo, un placer que nada de inmoral tiene, y que
hace disfrutar, satisfacer y no dañar al propio cuerpo. Se explica también una
de las cosas importantes referente al sexo: la procreación. Sin embargo el
autor presenta la opinión de que para nosotros, los humanos, no es el único fin
de la relación sexual, a diferencia de los animales. Las personas que ven algo
malo en el sexo y en el disfrute de este, son los que precisamente dicen que
con esto el hombre se animaliza, pero por el contrario, al disfrutar este
placer hace al hombre más hombre y menos animal (ya que para estos el único fin
es la reproducción).
Savater
expone que los placeres son para disfrutarlos y para acercarnos siempre a la
alegría, cuando estamos sintiendo placer con algo lo cual nos aleja de la
alegría, la compromete, es que estamos en un límite más bien negativo del
placer. Por lo que habla de usar los placeres, no hacernos esclavos de ellos,
es decir, no abusar de estos.
Análisis
Coincido
con el autor en el concepto de usar y no abusar de los placeres, usarlos sin
caer en la esclavización a estos, sin que nos quite nuestra alegría o
humanidad, no abusar. Y también por supuesto saber distinguir entre los
placeres que nos causan satisfacción y placer a los que nos hacen daño y se
vuelven peligrosos para nuestra propia vida.
En
el día a día nos encontramos con grupos de personas, que aún ven el sexo como
un tema tabú, un tema inmoral de presentar en películas, televisión o en la
vida misma. Pero este placer produce satisfacción, goce y no daña, aunque si
este se convierte en un placer que altera nuestra alegría y que nos hiere o que
utilizamos para dañar a otros, ya no estaríamos hablando de un placer positivo,
sino más bien destructivo.
La
sociedad lleva a cabo la idea del miedo a los placeres, al ser demasiado
satisfactorios, pueden hacer que el hombre caiga en una total dependencia de esto, y así olvide
todas las demás cosas de su vida, incluso su humanización. Si una persona se
hace absolutamente dependiente de un placer, cualquiera que sea, ya no sería un
disfrute sano sino más bien enfermizo y dañino. Por lo que hay que saber
diferenciar y elegir los placeres que nos producen satisfacción y goce nosotros
y con nuestros semejantes sin dañarnos ni dañar a otros.
Capítulo
IX
Elecciones generales
Síntesis
En
este capítulo se hace referencia a la política y su relación con la ética. En
la política, democrática específicamente, los mandos elegidos por el pueblo,
son personas que se presentan como gente corriente, con vicios, virtudes y
defectos (exceptuando de este comentario al autoritarismo). Los políticos suele
tener mala fama al ser caras visibles, que incurren en abusos, y en los cuáles
confiamos mucho en un principio y luego por eso, nos desilusionamos.
La
relación que expone Savater entre ética y política, es que la primera intenta
elegir lo que más nos conviene para poder vivir lo mejor posible; y la segunda
intenta organizar de la mejor forma la sociedad, con el fin de que cada uno
pueda elegir lo que le conviene. Sin embargo, la ética no puede esperar a la
política. Por muchos comentarios que existan que no se puede tener una buena
vida con el sistema político actual, siempre habrá bien para quien lo quiera, y
el mal también siempre estará al alcance, aquí entra la libertad.
Por
último quien desee vivir la buena vida, deberá también desear un sistema social
y político basado en la libertad, la justicia y asistencia. Existen exigencias
en estos aspectos que ninguna persona que quiera vivir bien puede obviar.
Análisis
En
la época actual, y progresivamente, la política y principalmente quienes la
ejercen, se ha ido desprestigiando, por errores que se han cometido y al ser
estos personajes públicamente conocidos y es sobre quien recae la
responsabilidad, se deben hacer cargo de su mala fama.
Es
cierto que no porque estemos en un descontento social y político no podremos
vivir una vida lo mejor posible, no podemos depender de la política para buscar
el bien, aunque si ayudaría mucho a facilitar las cosas una política donde se
cumplieran todos los propósitos, se respetase la libertad, la dignidad de las
personas, la justicia etc. Y no solo quedaran las propuestas en palabras de las
que posteriormente nadie se hace cargo. Sin embargo debemos aprender a vivir
con la política y organización social en la que vivimos y no amargarnos la vida
por no estar de acuerdo con ello, no buscar el mal que siempre está al alcance
de nuestras manos, sino intentar vivir lo más bien y humanamente posible. Y por
supuesto en nuestra propia política, por así decirlo, en nuestros actos
personales, llevar a cabo conceptos como el respeto a la dignidad, a la
libertad, a la justicia, a la inclusión, etc. Y así sin dudas poder llevar una
vida más plena, más alegre y siempre con el cuidado de no caer en la
imbecilidad moral sino, tener la conciencia con respecto a nuestros actos para
con nosotros y con nuestros semejantes.
Conclusión
En
conclusión puedo decir que ya está más grabado en mi cabeza el propósito y
estudio de la ética, cuáles son los principales y más importantes factores, y
cómo se relaciona en nuestra vida misma. Las elecciones que tomamos día a día
ya sea por órdenes, rutina o caprichos son las que, sin duda orientan y guían
nuestra vida. Debemos darnos cuenta en que momentos es necesario ir más allá de
estas motivaciones, para así tomar decisiones en circunstancias que son más
serias e importantes y así poder cumplir el objetivo de la ética, el saber
vivir bien. El vivir no es vivir bien, ni humanamente, si no nos rodeamos con
nuestros semejantes, si no sentimos empatía y simpatía por ellos, si no nos
ponemos en sus zapatos. Al estar conscientes de ello, se nos devuelve todo lo
que hagamos a nuestros pares, por eso es debidamente necesario tratar a los
humanos como humanos para así recibir el mismo trato y además tomar y entregar
sólo lo que los seres humanos podemos entregar, lo que nos hace diferentes a
las cosas, un beneficio fundamental: la humanidad, la que es estrictamente
necesaria en el momento en el que decidimos que queremos vivir bien, y no sólo
bien, sino que humanamente bien.
Por
eso y finalmente, debo decir después de haber leído este libro: disfruta los
placeres, sé parte del otro para que el otro sea parte tuya, discierne de lo
que es conveniente y lo que no lo es para ti y para quienes te rodean, haz lo
que quieras con tu vida, preocúpate de no hacerte ni hacer daño al prójimo,
esfuérzate y tenle aprecio a las cosas, trata al humano como humano y recibe lo
que este tiene para entregarte, no te ciegues a la moral, sé consciente de
ella, y aunque te encuentres con personas con diferente pensamiento o
cosmovisión, respétalos y trátalos como lo indispensable que son, lleva los
placeres, acciones y actitudes hacia la alegría, utilizando tu libertad con
responsabilidad y vive la buena vida sin remordimientos.