Ética para Amador
Fernando Savater
Mariela Rojas Whipple
Introducción
Ética es
lo que entendemos por moral o costumbre, más aún son las pautas que debemos
seguir para tener una vida que nos mantenga alejados de los inconvenientes y
son las decisiones que nos otorgaran libertad para escoger cuales situaciones
vale la pena vivir y cuáles no, que es lo bueno y que es lo malo. La manera en
que decidamos vivir, irá curtiendo nuestra forma de ser, y esta forma de ser es
la libertad que se nos otorga obligatoriamente al vivir. Si queremos ser libres
no nos queda otra opción que ser responsables con nuestras elecciones, vivir la
vida sin miedo a morir y tomar las decisiones con conciencia de que podemos
equivocarnos y que para hacernos responsables de ese error lo tenemos que
solucionar, aunque no siempre sea posible.
Capítulo I: De qué va la ética.
Síntesis
Existen
muchas ciencias rodeándonos, como no somos capaces de aprenderlas todas debemos
escoger entre que aprender y que no. Sin embargo existe un conocimiento
imprescindible para todos, que nos indicará lo favorable o desagradable que
provocarán nuestras acciones en el futuro, este saber no es fácil de adquirir
ya que lo malo a veces parece bueno y viceversa. No existe una sola forma de
vivir y no es sencillo escoger alguna ya que hay una serie de criterios
contradictorios respecto a qué hacer y un sin número de opiniones que divergen
sobre lo próspero o lo decadente. Las únicas opiniones que convergen al
respecto es que no todos estamos de acuerdo con todos y que el resultado de
nuestra vida es responsabilidad de cada uno. Podemos elegir independientemente
de la programación biológica o cultural que poseamos, y eso nos otorga
libertad. La libertad no obstante no nos hace libre para escoger lo que nos
pasa, ni tiene relación con que todo lo que hagamos siempre funcione, está
relacionada con elegir como vivir de manera beneficiosa aceptando nuestros
errores y cargando con el peso que conllevan, y a ese buen vivir se denomina
ética.
Análisis
Para ser
un profesional de la salud íntegro, debemos ser conscientes sobre la
responsabilidad que tenemos de ser libres. No podemos simplemente entregarnos a
la comodidad de creernos no ser libres y refugiarnos en excusas para justificar
una terapia fracasada. Decir, por ejemplo, que aplicamos una terapia impropia
porque un libro lo decía así y no debemos contradecir a los libros no nos haría
responsables de nuestra libertad.
Al asumir el rol profesional es importante que
recordemos que no somos omnipotentes y que no todo depende de nuestra voluntad.
Existirán fracasos, y debemos intentar que estos no ocurran por malas decisiones,
ya que estas han de ser tomadas en merced de un individuo distinto a nosotros y
por lo tanto las consecuencias de nuestras elecciones, recaerán sobre ellos. Si
conozco que no soy experto en cierta área, no puedo proponerme formular una
terapia beneficiosa para mi paciente, debo entender mis limitaciones y
gestionar una cita con un profesional que tenga las herramientas para escoger
con libertad y responsabilidad lo que será mejor para el afectado. Entonces la
ética del profesional de la salud no es sólo escoger como viviremos pensando en
los resultados que ello nos acarreará, sino también pensando en qué efectos
tendrá lo que yo hago sobre otro humano que necesita de mi apoyo, sorteando las
limitaciones que puedan existir.
Capítulo II: Órdenes, costumbres y
caprichos.
Síntesis
Aunque
no podemos elegir que nos pasa, podemos elegir qué haremos frente a lo que nos
pasa. En determinadas circunstancias, incluso tendremos que escoger entre dos
opciones que no hemos elegido, y en estos casos no nos queda más que ser libres
y escoger. Existen distintos motivos que creemos tener para justificar nuestras
acciones, estos son de tres tipos: órdenes, que corresponderán a las cosas que
hacemos porque nos las mandan, costumbres, las cosas que hacemos a menudo y sin
notar, y caprichos, las cosas que queremos hacer porque se nos da la gana. Cada
uno de estos motivos inclina nuestra conducta y tiene su propio peso. Las
órdenes y las costumbres nos condicionan desde afuera, con influencia del
medio, en cambio los caprichos brotan espontáneamente sin que alguien los
fomente. Saber escoger cuando obedecer o desobedecer, órdenes, costumbres o
caprichos es lo que nos orientará en las situaciones difíciles. Existen también
los motivos funcionales que son con el fin único de obtener algo, lo que
tengamos que hacer para alcanzarlo.
Análisis
El
fonoaudiólogo conjunto con los demás profesionales de la salud está regido por
órdenes que deben obedecer, estas pueden provenir de una ley, de una normativa
en el lugar de trabajo o de un superior. Puede ocurrir también que se torne más
fácil trabajar por costumbre ya que de esa manera dedicaríamos menos tiempo a
pensar en que es lo que necesita el paciente y sólo actuaríamos de manera
cíclica repitiendo terapias y terapias quizás sin obtener el resultado deseado,
si los caprichos fueran ubicados con privilegio por sobre el deber, podríamos
no hacer terapia a cierto afectado porque no nos parece atractivo, o no ir a
trabajar porque amanecemos cansados. Sin embargo, al trabajar con personas humanas,
debemos lograr aprender a sortear estas dificultades que parecen decirnos desde
afuera lo más correcto, para ser libres de escoger lo más apropiado desde
adentro, detenernos a pensar con delicadeza cual es el motivo de nuestra
elección a la hora de trabajar y tener claro porque prefiero esta opción por
sobre otras, ya que aplicar nuestra libertad sin meditarlo lo suficiente, puede
traernos lamentables resultados, no solo a nosotros sino también a nuestros
pacientes.
Capítulo III: Haz lo que quieras.
Síntesis
La libertad es poder decir sí o no, aisladamente de lo que resulte pero haciéndonos cargo de ese resultado. En ciertos casos las obligaciones no me parecerán pertinentes, las costumbres pueden ser inconvenientes y los caprichos pueden no ser aceptables. Una acción no siempre será buena por ser una orden, una costumbre o un capricho. Debo examinar para determinar si algo es realmente conveniente, o si las cosas que debo hacer para alcanzarlo son moralmente aceptables. La bondad del ser humano siempre está en duda porque no sabemos cuál es la utilidad de un hombre, entonces no tenemos parámetros para determinarla. Se puede ser un buen hombre de varias maneras, y no es fácil determinarlo desde el exterior, ya que habría que estudiar las circunstancias y las intenciones que movilizan a cada uno.
La libertad es poder decir sí o no, aisladamente de lo que resulte pero haciéndonos cargo de ese resultado. En ciertos casos las obligaciones no me parecerán pertinentes, las costumbres pueden ser inconvenientes y los caprichos pueden no ser aceptables. Una acción no siempre será buena por ser una orden, una costumbre o un capricho. Debo examinar para determinar si algo es realmente conveniente, o si las cosas que debo hacer para alcanzarlo son moralmente aceptables. La bondad del ser humano siempre está en duda porque no sabemos cuál es la utilidad de un hombre, entonces no tenemos parámetros para determinarla. Se puede ser un buen hombre de varias maneras, y no es fácil determinarlo desde el exterior, ya que habría que estudiar las circunstancias y las intenciones que movilizan a cada uno.
Análisis
Sin
dejar de considerar que el profesional de la salud se encuentra permanentemente
limitado, por normas que tratan de circunscribir el buen actuar profesional,
existirán circunstancias en las que necesitaremos tomar decisiones que
beneficien al paciente y estén fuera de protocolo o enmarcadas en lo no
correcto. Nos tendremos que arriesgar a escoger si desobedeceremos. La atención
que debemos poner en nuestras costumbres se torna considerable a la hora de
trabajar como fonoaudiólogo, ya que no todos los pacientes son iguales ni
reaccionaran de la misma manera a pesar de que tengan el mismo trastorno, el
éxito de una terapia recaerá en no dejarnos llevar y en la capacidad que
tengamos para modificar de acuerdo a las necesidades individuales de los
afectados. Ubicar nuestros quereres por sobre los del paciente nos puede
desconcentrar de nuestro objetivo fundamental, que es hacerlo sentir mejor, es
decir tratar a un paciente como queremos por nuestros caprichos no nos ayudaría
a ser profesionales íntegros de la salud, hay que recordar que las mejoras o
decaimientos no se lograrán sino en ellos. Dicho todo esto, somos libres de
escoger que tipo de profesional queremos ser, y esa elección la haremos a
través de las alternativas que consideremos mejor para los pacientes, esto se
correspondería con la libertad, ya que en caso de fracasar debemos ser capaces
de encontrar nuestro error y repararlo en favor de un ser humano distinto a mí.
Capítulo IV: Date la buena vida.
Síntesis
Debemos
interrogarnos sobre el uso de nuestra libertad para mejorarla, eliminar lo que
quiere dirigirnos desde afuera para lograr orientarnos nosotros mismos, y es
necesario indagar bien dentro de nosotros mismos para saber a dónde queremos
encaminarnos en esta vida. Una mala orientación de nuestro camino nos podría
llegar a alejar de la humanidad, las cosas pueden ser útiles y bonitas pero
pierden toda su importancia al lado de la necesidad de ser tratados como
humanos, ya que el hombre no es solo una realidad biológica sino también
cultural. La humanidad no existiría sin cultura, ni sin la base de la cultura:
el lenguaje, sin embargo existen otras formas de humanizarnos, por ejemplo: los
estilos de respeto, que insisten en marcar la diferencia entre los humanos, y
las cosas o animales. Para que los demás me hagan humano primero tengo yo que
hacerlos humanos y respetarlos como tales, con características distintas que no
siempre me agradaran pero los harán ser humanos. La ética, entonces, se torna
el intento de averiguar cómo vivir mejor la relación que existe entre otros
humanos y yo y viceversa.
Análisis
Si solo
tuviéramos como motivo de acción cosas que vinieran desde afuera no podríamos
ejercer la profesión con la libertad que eso conlleva, si fuéramos siempre
obedientes, hiciéramos todo por costumbre o capricho probablemente no seríamos
terapeutas integrales. De igual manera si no supiéramos ubicar nuestros
intereses y prefiriéramos lo material por sobre lo humano, por ejemplo
podríamos ser fonoaudiólogos que hacen la mitad de la terapia porque así el
paciente presentará problemas de nuevo y requerirá de nuestros servicios
pagándonos otra vez, estaríamos alejándonos de lo humano, considerar a los
pacientes como una fuente de dinero, antes que reconocerlos como seres humanos
nos convertirá en un ser aislado.
Darse la
buena vida en el sentido profesional fonoaudiólogo, es contar con las
herramientas necesarias para poder discriminar entre lo positivo y negativo que
tendrán mis acciones, sobre otros. Estos otros seres merecen mi respeto y mi
consideración como humanos, dueños de su propia realidad biológica pero también
cultural, una vez que yo lo haga, ellos me considerarán humano a mi también,
comprendiendo que existen diferencias que no necesariamente nos alejan sino más
bien nos juntan.
Capítulo V: ¡despierta baby!
Síntesis
Tener
una buena vida, es saber qué aspectos de ella son los que importan, simplificar
el vivir a cubrir las necesidades básicas situándolas por sobre las importantes
es quitarle buen vivir. Cuando la muerte asecha pocos motivos importan, la vida
en cambio, es constante complejidad y complicaciones, lo que realmente queremos
es vivir bien, no morir pronto. Las cosas son necesarias para el buen vivir,
sin embargo ellas nos poseen de la misma forma que nosotros las poseemos, por
eso es preciso que las tratemos como cosas y no como humanos. Al no ser cosas,
necesitamos entes que nos den lo que las cosas no pueden. Si en algún caso
tratáramos a un humano como cosa, este solo podría darnos cosas, y perderíamos
las gracias que solo los humanos pueden dar, no conseguiríamos amor, respeto ni
amistad. Si tratamos propiamente a las cosas y a los humanos, ambos nos serán
de utilidad, las cosas servirán como cosas y los humanos como personas. La
decisión de no vivir de cualquier modo a pesar de que vayamos a morir,
comprender lo que nos conviene, escuchar razones y también darlas, nos ayudara
a ser libres por nosotros mismos.
Análisis
La
importancia del paciente como ser humano, radica en que el también es un ser
libre, que tendrá la posibilidad de obtener de mi algo que yo también puedo
obtener de él: humanización, respeto, confianza. Considerarlo como ser humano
me permite comprender que existen motivos que pueden ser distintos para su buen
vivir y de esa manera evito emitir juicios previos que ejerzan modificaciones
en mi conducta, que el paciente sea evangélico, budista, mapuche, o posea
cualquier diferencia conmigo, no lo hace peor o mejor humano que yo.
La
decisión de no vivir de cualquier modo a pesar de que vayamos a morir algún día
certifica que ese modo de buen vivir se mantendrá firmemente, sin embargo
estará dispuesto a cambiar su manera de llegar al horizonte conforme notemos
que cometimos un error en el camino. Si pretendo ser buena terapeuta, no puedo
dejar de advertir si es que mi paciente no responde a una terapia. Aceptar mi
error, sería asentirme como humano y a la
vez reconocerlo como humano a él, una vez manejando esto podría investigar
hasta encontrar la terapia más adecuada para sus necesidades individuales,
poniendo atención en las recomendaciones de mis semejantes, lo que me otorgará
la libertad de ser responsable de mis conductas profesionales.
Capítulo VI: Aparece pepito grillo.
Síntesis
La única
obligación que tenemos en la vida es no ser imbéciles del ánimo, esa
imbecilidad moral se contraria con la conciencia, y para tener conciencia
necesitamos algunas cualidades innatas, ser tratados como seres humanos y
atención y esfuerzo propios. Ser consciente es saber que no todo da igual
porque queremos vivir humanamente bien, es estar dispuestos a establecer si lo
que hacemos corresponde a lo que queremos hacer, es ir desarrollando “un buen
gusto” moral que permita repugnarnos con ciertas cosas y es ser responsables de
nuestra libertad por lo tanto de las consecuencias de nuestros actos. Lo malo
es así, porque no nos permite vivir como queremos, entonces evitamos el mal
siendo egoístas cuidando no ser imbéciles o siendo egoístas consecuentes, conociendo
lo que queremos y esforzándonos por alcanzarlo, sabiendo que solo puedo ser
apreciado si se lo que valgo y lo respeto. Si no respeto mi libertad sentiré
remordimiento porque sabré que me he equivocado y ha sido mi elección,
entonces, la libertad arrastra responsabilidad, tiene efectos que no podemos modificar
a nuestro antojo cada uno de mis actos me construye, define e inventa.
Análisis
La
conciencia de querer vivir humanamente bien, me entregará la capacidad de ser
egoísta sin ser una imbécil individualista, una vez que tenga este concepto
bien madurado en mi cabeza, seré libre de obtener un buen propósito de vida, lo
que extrapolado a la carrera me permitirá definir bien los puntos cardinales de
la profesional que quiero ser.
Debemos
ya comprender que toda libertad por optar arrastra responsabilidades y que si
las consecuencias de mis acciones no son eficaces debo poder generar las
instancias para recomenzar asumiendo mis errores, debo saber hasta qué momento
será prudente ejecutar una terapia sin resultados, sin sentir remordimientos
porque al hacerme responsable de mi error, me convierto en la encargado de
solucionarlo.
La
definición de mi ser profesional se irá dando a medida que vaya aumentando el
disfrute de la responsabilidad de ser libres, de poder escoger lo mejor para
otros bajo mi punto de vista. Mientras más libre sea, más responsabilidades
sobrevendrán a mí y más posibilidades de equivocarme tendré pero si estoy
atenta, lograre pesquisar los errores antes de que sean caóticos y los remediaré.
Capítulo VII: Ponte en su lugar.
Síntesis
La
presencia de otros seres humanos nos dicta una manera de sobrevivir, debemos
saber de ética para mantener la humanidad durante nuestra buena vida. Como no
conocemos a nuestros semejantes con exactitud no sabemos cómo comportarnos y
tenemos que ir ajustando nuestra conducta, pues a veces los hombres pueden
parecer peligrosos. Sin embargo, de alguna manera u otra, nos relacionaremos,
ya que no se puede vivir sin otras personas. Nada puede entregarme tanto como
un individuo, por eso hay que tratarlos con delicadeza, incluso si llegaran a
ser hombres “malos” debemos respetar su condición de humanos, así no pasar a
llevar sus derechos. La mayor ventaja que podemos obtener de una relación no es
la posesión material, sino la complicidad y afectos de otros seres libres.
Compartir con otros seres ampliará mi libertad, porque se me facilitará
empatizar si comprendo sus razones y sus intereses, que pueden ser distintos
pero son tan validos como los míos, eso me hace ser un humano libre responsable
y justo, lo que me acercará al buen vivir.
Análisis
El
quehacer fonoaudiológico nos exige relacionarnos con otros sujetos de manera
estrecha, para lo cual necesitamos contar con ciertos conocimientos que nos
acerquen al buen vivir dentro del contexto humano. Necesitaremos eliminar de
nuestros pensamientos cualquier referente juicioso que tengamos sobre cualquier
cultura, religión, trabajo o modo de vivir, ya que cada ser humano solo por ser
humano merece nuestro respeto y trato igualitario, a pesar de que pueda estar
infringiendo una norma o se mueva por motivos que a nosotros no nos parecen
apropiados. Comparto la opinión del autor cuando plantea que la mayoría de los
malos se sienten desgraciados, poco amados y por eso sienten la necesidad de
dañar. Hacer de este pensamiento, parte de nuestro ethos profesional nos
proporcionará las herramientas necesarias para no sentir incomodidad con la
diferencia ni menospreciar a quienes no lo merecen, nos permitirá recordar que
el ser humano es el resultado directo de nuestras acciones y que colaborar con
la desdicha ajena o no intenta remediarla, recibirá lo mismo de vuelta. Hacerme
parte de la vida de mis pacientes, permitir que se forme un lazo de complicidad
es de responsabilidad mutua, pero si llegáramos a lograr que esa relación
comparta libertad estaríamos reforzando la humanidad como tal. Aprender a
respetar, simpatizar con el paciente nos consentirá aceptar que él sigue siendo
él y tú sigues siendo tú, y llevar a la práctica lo anterior nos conformará
como profesionales justos.
Capítulo VIII: Tanto gusto
Síntesis
No hay
nada malo en disfrutar del sexo si somos responsables y no estamos dañando a
nadie, somos un cuerpo sin cuya satisfacción y bienestar no hay vida que valga.
Quien se avergüenza por gozar es como quien se avergüenza por aprender. Si bien
el sexo es un mecanismo de reproducción, cuanto más se separa del fin mismo más
nos humaniza y nos diferencia de los animales. A lo largo de los siglos el
placer ha sido considerado tabú, porque nos agrada demasiado y podría
distraernos exageradamente de la vida real. Lo dificultoso resulta usar los
placeres con un control que no les permita irse en contra de mi existencia
personal, el placer debe ser una experiencia que otorgue plenitud a mi vida y
no una instancia para escapar de ella. La gratificación máxima que podemos
obtener en la vida es la alegría, el placer es asombroso cuando logramos
ponerlo al servicio de la alegría, ese arte corresponde a la virtud de la
templanza. Esa virtud nos otorgará la voluntad necesaria para no tener miedo de
los placeres, nos dará la voluntad para ser libres dentro de nuestros
gozos. Querer ponerle fin al sufrimiento
de alguien es querer permitirle sentir placer.
Análisis
Si
estudiamos una carrera del área de la salud probablemente es porque queremos
terminar con el sufrimiento de un ser humano, ya sea este un sufrimiento
terrible o uno aceptable. Tenemos esas aspiraciones por que nos provoca alegría
ver el goce ajeno, ver sonreír a alguien, nos induce a sonreír.
Uno de
los mayores placeres que experimentaremos, al ser fonoaudiólogos es permitirnos
trabajar con el paciente para que el recupere su capacidad de gozar, para que
retorne a él la idea de ser feliz, de sonreír, como resultado paralelo a la terapia
pero no menos importante. Es por eso que no debemos dejar de lado los conceptos
adquiridos anteriormente, no podemos esperar que un paciente sea alegre si no
le damos un trato adecuado, si no dejamos que forme parte de nuestra realidad y
no nos hacemos parte de la suya, si estamos al tanto que nuestra libertad o
nuestra orientación de la terapia no es la que el espera y no hacemos nada para
modificarlo.
Lograr
la virtud de la templanza nos estimulará a trabajar mejor, a saber escoger que
la mejor terapia depende de cada paciente y del mundo en el que se desarrolla.
Y nos otorgará la posibilidad de alegrarnos de los logros de otros que también
serán nuestros logros.
Capítulo IX: Elecciones generales.
Síntesis
Los
humanos no somos hechos en series, por eso no es conveniente emitir juicios
acerca de un grupo e involucrar a todos los participantes ya que podríamos
cometer un error. La mala fama de los políticos deriva de su alta exposición y
la mayor posibilidad que tienen de incurrir en abusos que los ciudadanos
comunes. Los políticos suelen hacer más promesas de las que pueden cumplir, si
confiásemos menos en ellos al principio, no tendríamos que desconfiar de ellos
después. La ética y la política son diferentes ya que le ética tiene como
objetivo saber escoger como vivir bien, y la política organizar la convivencia
social de manera que todos puedan hacer sus elecciones, pero como no vivimos
aislados nadie que tenga la preocupación ética de vivir bien puede
desentenderse de la política. Considerar la organización humana y reconocer la
relación que tenemos con la tierra nos beneficiará no solo a nosotros sino
también a los que comparten nuestro hábitat.
Análisis
Se puede
tropezar al emitir juicios, es por eso que no debemos hacerlo sobre un grupo
completo, ya que siempre dentro de un grupo existirán individuos que
probablemente no estén incurriendo en la razón del juicio que pronuncié. Creo
que es de suma importancia que el profesional de la salud se involucre con la
política atingente a su pueblo, leyes bajo las cuales se regirán sus
conciudadanos, y que determinaran, en el ámbito de salud el funcionamiento de
los establecimientos en los que trabajaremos.
Cualquier
profesional preocupado por mejorar a los que necesiten de su asistencia y que
desee la buena vida para los demás, deseará para él la buena vida de igual
manera, para que esto ocurra el proyecto político debe basarse en libertad,
justicia y asistencia.
La
humanidad funciona como una sola por lo que si nos desentendemos de los
problemas como el hambre, la subdesarrollo educativo, nunca lograremos
superarlos.
Conclusión
Si
logramos aplicar la ética a la profesión, el buen vivir no sólo nos beneficiará
a nosotros sino también a quienes queremos mejorar. Lograr escoger
correctamente nos hará ser libres y esa libertad nos acarrea responsabilidades.
Debemos
comprender que, así como nosotros somos libres todos son libres para elegir,
por lo tanto es necesario que seamos respetuosos con todas las etnias,
religiones, culturas, sexos, edades que puedan incidir en la orientación
terapéutica.
Al
considerar al humano como humano, lograremos que ellos nos consideren como
tales y obtendremos los beneficios que solo estos entes pueden otorgarnos.
Por
último es sumamente importante comprender que así como el ser humano es un
organismo individual conformado por millones de células, la tierra funciona
como un organismo mayor conformado por millones de seres humanos y cualquier
socorro que otorguemos a uno de los elementos beneficiará a la tierra completa.
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